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28 de abril de 2016

Ministro del Interior en seminario “Una agenda de largo plazo en seguridad pública para Chile”

Evento fue organizado por la Fundación Paz Ciudadana y el Banco Interamericano para el Desarrollo.

[VOCATIVOS]

Sinceramente es un honor estar aquí, en mi calidad de Ministro del Interior y Seguridad Pública, para participar en este seminario en que discutimos acerca de una agenda de largo plazo en el ámbito de la seguridad ciudadana para nuestro país y me he enterado por Koldo que puede ser una experiencia que sirva para otros países de nuestro barrio. Ojalá que sea así.

Yo estoy convencido que Chile ha hecho avances significativos en la definición de políticas públicas serias, rigurosas y de largo aliento en temas de prevención y de control. Y han sido aportes transversales de diversos gobiernos.

Nada en estos últimos años ha empezado de cero, hemos recogido experiencias, éxitos y fracasos y creo que eso es importante tenerlo presente.

Porque yo creo que aún falta pero es bueno que en Chile despartidicemos la discusión sobre seguridad pública. Le hace bien a la discusión de mediano y largo plazo que seamos capaces de sacarle una connotación política, no en el estricto sentido de la palabra, sino en el estrecho sentido de la palabra.

No veamos en las posiciones de un adversario político ni necesariamente ignorancia ni la búsqueda de intereses pequeños. Yo creo que en todas partes hay buenos aportes.

Y la fundación Paz Ciudadana ha hecho un aporte en ese sentido, un aporte transversal, esta mañana aprovecho de recordar porque siendo yo subsecretario del Interior, ya hace muchos años, el año 2000, me tocó junto con Paz Ciudadana, con Eugenio Tironi que está acá, echar andar y lanzar probablemente a mi juicio el primer programa de prevención en seguridad con participación de la comunidad organizada. Se llamaba Comuna Segura, por fundación Paz Ciudadana estuvo a cargo, no sé si el primero o segundo director, Carlos Valdivieso, y ese  programa, que tuvo como todo programa, indiciario, original, algunos problemas. Desde luego que no supimos limitarlo a ciertas comunas y que empezó a ser pedido por todos y se convirtió en un programa muy general sin que entraran o salieran algunas. Entonces no se podía ver qué resultados tenía, se convirtió casi en una habitualidad. Pero sin duda tuvo virtudes, ensayo error.

Tuvo la virtud de crear condiciones de organización comunitaria  primarias pero esenciales para lo que vino después, del punto de vista de la prevención de la seguridad.

Qué duda cabe no obstante de todo lo que hemos hecho y de resultados, algunos positivos, que en un ambiente de cierto pesimismo en que estamos, no sólo en esta área sino en varias en nuestro país, nos da como de repente vergüenza decirlo, es bueno que nos lo digan amigos que tienen una mirada desde fuera, los desafíos siguen siendo grandes y se visibilizan en la brecha que hasta al momento, con las cifras actuales, hay entre los niveles de victimización y la percepción de inseguridad.

Así lo demuestran los últimos años los datos del gobierno como también los que  nos entrega Fundación Paz Ciudadana en esta materia.

Debemos, qué duda cabe continuar trabajando con convicción y responsabilidad para combatir el delito y hacer sentir a las chilenas y chilenos que viven en un ambiente más seguro. Es así, como después de varios gobiernos tenemos estrategias con metas comprometidas. Políticas multisectoriales con importantes niveles de descentralización y participación ciudadana en múltiples espacios tanto en nivel local como en el regional.

Nuestro país requiere de una ley que otorgue, a mi juicio, más atribuciones investigativas a los fiscales, Carabineros y a la Policía de Investigaciones como entidades coayudantes del proceso penal. Yo sé que en eso hay un debate, y me parece que es un debate legítimo, pero nuestra posición es esa y todavía hay etapas legislativas procesales pendientes en esa discusión.

También a  mi juicio, para no eludir ningún tema, necesitamos mejores instrumentos preventivos para nuestras policías que en definitiva permitan como facultad requerir identificación de las personas en lugares de acceso público por parte de autoridad policial. Que no exija esa acción preventiva concurrencia de circunstancias  sospechosas o indiciarias acerca de la hipotética comisión de un ilícito, que debe ser conjurado, sino que dicha facultad, razonablemente se justifica en la propia función de prevención y disuasión que les concierne como funcionarios públicos encargados de hacer cumplir las leyes y velar por una convivencia pacífica de todas las personas que transitan libremente por esos lugares.

El genuino control que en determinados lugares ejerce la autoridad de prevención con fines más bien disuasorios a fin de resguardar en mayor medida las legítimas expectativas de seguridad que la población deposita en ella, ciertamente no puede ser tildado en abstracto como espurio o insostenible, bajo el argumento de que aquel limitaría  la circulación de los ciudadanos o su intimidad. Maxime cuando de lo que aquí se trata es de la mera exhibición de un documento público que toda persona de existencia visible, legal, que se domicilie en nuestro territorio legalmente debe, cuando menos, tramitar e incluso presentar ante cualquier circunstancia en que resulte necesario acreditar fehacientemente la identidad y nos pasa todos los días para el ejercicio de ciertos derechos y obligaciones. Ese es el sentido.

Yo he escuchado muchas voces, que presuponen que, este instrumento, que ha nacido más bien de la discusión parlamentaria, no de la iniciativa del Ejecutivo busca discriminar. A mí me parece que es injusta esa declaración previa. Obviamente que un instrumento de esta naturaleza tiene que estar acompaña de las garantías para que si alguien cree convertirlo, o quiere convertirlo, en un instrumento discriminatorio, pague las consecuencias legales de aquello. En fin.

Debemos continuar trabajando con convicción y responsabilidad para combatir el delito como decía, y hacer sentir a los chilenos y chilenas que viven en un ambiente más seguro.

El proyecto que mencioné anteriormente también apunta al corazón de los delitos que más afectan a las personas agravando la responsabilidad penal de aquellos que hacen del delito muchas veces una carrera. Una forma de vida a costa de los demás asegurando que estos cumplan penas efectivas dando con ello una potente señal disuasiva.

Como lo he dicho en otras instancias aquí no se trata de hacer populismo penal como algunos lo han calificado si no de enfrentar el delito de forma responsable y proactiva, algo que las chilenas y chilenos piden y exigen a mi juicio, con razón.

El debate es necesario y lo valoramos. Nadie tiene la receta definitiva para enfrentar un problema de características locales pero también globales. Tampoco se avanza solo con eslogan y con poco desarrollo del conocimiento.

Por cierto que esta necesidad no choca con una cuestión fundamental que es lo que piensa este seminario, una mirada de largo plazo.

Tenemos claro cuál es una de las mayores preocupaciones de nuestros compatriotas y estamos trabajando arduamente para que esa preocupación, la inseguridad, disminuya. Sin embargo, qué duda cabe, que este trabajo debe ser complementado con acciones, programas, que se proyecten, como decía, a largo plazo, independientemente del gobierno que esté en ese momento. En este sentido, el documento que hoy se presenta, incluye la participación de múltiples expertos, funcionarios y actores sociales. Es un ejercicio que agradezco de cual el gobierno está tomando nota con mucha responsabilidad. Les he pedido a mis principales asesores que se queden en el debate y puedan transmitir las conclusiones del mismo.

A nombre del Ministerio del Interior y Seguridad Pública yo quisiera agradecer el aporte realizado por la Fundación Paz Ciudadana, en esta ocasión y el que viene realizando ya hace casi 25 años, del Banco Interamericano de Desarrollo. Sin duda estas acciones que se proponen pueden servir para delinear una hoja de ruta a largo plazo, alcanzar mayores niveles de seguridad y permitir lo que todos anhelamos que las chilenas y chilenos puedan desarrollar libremente y en plenitud su vida en común.

Más y mejor seguridad requieren de políticas públicas de mirada larga. Necesitan por cierto  de evaluaciones constantes, pero es indispensable dejarlas que cuajen. Para ello no hay que desfigurarlas en función del periodo político en que surgen. Por lo demás las personas desconfían de los políticos que tienen recetas mágicas en esta materia, y de los eslogan de campaña. Las desilusiones han sido muchas.

Muchas gracias.