Menú Principal
17 de diciembre de 2015

Intervención del ministro Jorge Burgos en Enatrans 2015

En su discurso el secretario de Estado destacó el trabajo de la Mesa de Coordinación de Carga Terrestre, instancia coordinada entre el Ministerio del Interior, las policías y las organizaciones gremiales en pos de la seguridad.

[VOCATIVOS]

Amigos y amigas.

En primer lugar quiero agradecer la invitación que me han hecho para participar en este evento. Es siempre una buena noticia poder compartir reflexiones de cómo vemos el año que viene y los tiempos que vienen.

Creo que instancias como éstas, de diálogo, de conversación, concreto, como lo demostraba el discurso inaugural del señor presidente,  es donde podemos intercambiar opiniones, escuchar, particularmente para quienes estamos en cargos de autoridad eso es muy importante. Hacerlo de manera reflexiva, todo eso ayuda a mirar las cosas con una perspectiva y ver cómo vamos descubriendo, vamos estableciendo, aquellos puntos de encuentro necesario para superar los obstáculos que hay en toda sociedad. De eso se trata en definitiva el poder construir un país mejor, desde el mundo privado, de la empresa, desde la política, desde la academia.

Porque al final del día, yo no tengo duda y lo digo sinceramente, lo que a todos nos interesa es fortalecer nuestras capacidades económicas, políticas, institucionales para aprovechar las oportunidades que tenemos, que son muchas, y avanzar hacia el desarrollo de nuestro país. En definitiva, no tengo duda que nos une el objetivo central de hacer de Chile una nación más justa, próspera e inclusiva.

En ese trascendente desafío no creo que haya otra forma de abordarlo que fortaleciendo de manera decidida el trabajo conjunto entre el sector público y el sector privado. No hay atajo posible, no hay otro camino. Podemos tener en oportunidades dificultades, diferencias, debatir, a veces incluso alzar la voz, pero nunca perder el objetivo central que si no es con todos es mucho más difícil.

Por eso valoro la actitud que ha tenido Chile Transporte. Nos hemos reunido durante este año, particularmente soy testigo desde mayo de este año. Ustedes han planteado aquellos problemas que más los aquejan y hemos ido encontrando la manera de construir soluciones efectivas y duraderas. Y los otros puntos siguen siendo desafíos, no están bajo la alfombra.

Pero bueno, atendiendo a la convocatoria de este seminario voy a intentar responder, desde mi perspectiva, cómo vemos el año que se viene, ahora que el presente está en sus últimos escarceos.

Lo primero, es decir que miro el futuro con optimismo. Optimismo porque creo en las capacidades del país y de su gente, porque confío profundamente en la sensatez de nuestras decisiones colectivas y porque estamos abordando un conjunto de tareas de envergadura necesarias para hacer un Chile mejor.

Por cierto que en el momento actual no ha resultado sencillo y probablemente pocas veces en la historia resultan sencillas las grandes tareas.

En primer lugar, debemos seguir trabajando y redoblar nuestros esfuerzos para darle más fuerza, más crecimiento a nuestra economía.

No creo que estemos en una crisis. No estamos frente a situaciones de alta inflación, crisis cambiarias, no ha sido necesario en este país ni poner ni sacar un cepo. No estamos frente a fijaciones arbitrarias del precio del dólar, no hay desabastecimiento, no hay graves déficits fiscales, no obstante que tenemos que tender a rebajarlo  y ese es uno de los esfuerzos del ministro de Hacienda. No hay nada de eso que es tan representativo de las crisis económicas.

Pero sí tenemos un escenario complejo y que en algunos aspectos se ha ido deteriorando. Por ejemplo, al asumir este Gobierno el precio del cobre era de US$3,04 y hoy estamos frisando los US$2,10. Ese es un dato objetivo respecto del cual hay que reaccionar y saber reaccionar.

Hace unas pocas semanas la OCDE dio a conocer el Estudio Económico de Chile 2015 (Economic Survey), que mantuvo la estimación para el crecimiento del PIB este año en 2,2%. Para el próximo año se prevé una expansión del 2,6% y para 2017, un salto interesante, hacia cifras cercanas al 3,3%. Y también concluye que el manejo macroeconómico y la prudencia nos han permitido enfrentar las dificultades globales mucho mejor que muchos países del barrio.

Por lo tanto, estamos creciendo, lo vamos a seguir haciendo. No al ritmo y velocidad que quisiéramos, y que a mi juicio es necesario, pero Chile no está retrocediendo. Sabemos que no es suficiente y el desafío es cómo volvemos a tasas de crecimiento que sean más productoras de empleo, de inversión, pero estamos creciendo. No todas las economías latinoamericanas están creciendo. Las más grandes o crecen poco o decrecen.

Como Gobierno seguimos trabajando para darle más empuje a nuestra economía. El Comité de Ministros del Área Económica está elaborando un conjunto de medidas con un cronograma claro, relacionadas al fortalecimiento de la productividad y el crecimiento y que se darán a conocer próximamente.

Creo que se nos abren otras expectativas interesantes para el crecimiento. La decisión democrática del pueblo argentino de cambiar la coalición gobernante creo que es una muy buena posibilidad para que Chile con Argentina profundicen aún más su relación bilateral en temas –por ejemplo- económicos. Por qué no soñar que en el corto plazo tengamos un sistema fronterizo que se parezca mucho más al libre tránsito a la europea que los controles larguísimos que –entre otros- sufren los camioneros.

Por qué no pensar que en el corto plazo buena parte de las exportaciones del noreste argentino salgan por nuestros puertos, cosa que hoy no ocurre. Tienen que transitar muchos más kilómetros para sacar sus cosas por puertos del Atlántico. Creo que hay una oportunidad profunda, muy importante. Nuestro principal vecino, con quien tal vez más nos unen temas culturales, históricos, con los que hemos superado de manera inteligente conflictos complejos durante años, que dan cuenta que en los últimos 20 años la relación, problemas más, problemas menos, ha sido una muy buena relación. Hay una oportunidad de ocuparla para el crecimiento de ambos países. Creo que es un desafío muy importante.

Por cierto que pueden haber críticas, algunas muy legítimas por cierto, pero nadie serio –a mi juicio- podría acusar al actual equipo económico de actuar con irresponsabilidad o destruir las bases de un manejo económico sano, íntegro, correcto. Esa es una garantía que tenemos como país. La economía, qué duda cabe, está en manos expertas.

Un segundo aspecto, tan preocupante como el anterior, es la situación política y lo que se ha denominado la crisis de confianza en la política.

No creo que estemos pasando por una crisis de las instituciones como tal. En Chile las instituciones funcionan y lo hacen bien. Los tribunales, la Fiscalía Nacional, el Banco Central, la superintendencias, por nombrar solo algunas.

A propósito del tema que con razón ocupa al transporte, Carabineros y la Policía de Investigaciones son altamente valoradas por la ciudadanía. El Estado ha tenido la capacidad de responder con eficiencia y oportunidad a las últimas y no pocas catástrofes naturales que hemos tenido.

Por lo tanto, lo que hoy tenemos es esencialmente una crisis de confianza, preocupante, y particularmente en las elites. Una crisis de prestigio en la alta jerarquía religiosa por ejemplo, una desconfianza y crisis de credibilidad en la elite empresarial y una tanto o más grave en la elite política.

Esta semana, una de las encuestas que circula semanalmente mostraba que la confianza de los ciudadanos en los parlamentarios bajó del 12 al 8% en los últimos 10 meses; y la confianza en los empresarios cayó del 22 al 16%. Los dos sectores en que menos confían los chilenos según esos informes o encuestas.

Qué duda cabe que es un dato preocupante. Pero no podría ser de otra forma cuando hemos conocido malas prácticas, en algunos casos según ya se han dictado las primeras condenas, delitos, en el  financiamiento de la política; cuando hemos visto escandalosos casos de colusión que afectan a millones de consumidores o cuando, como en las últimas semanas, hemos asistido a una vergonzosa situación en quienes conducían uno de los temas que más preocupación e interés le preocupa a chilenos y chilenas, que es el fútbol profesional.

¿Qué podemos hacer frente a esta situación? Desde luego no hacernos los lesos ni barrer bajo la alfombra, sería el peor camino. Lo que tenemos que hacer es trabajar, dialogar, buscar acuerdos, siempre pensando en Chile como cuestión previa.

Desde el Gobierno estamos tratando de avanzar en esa línea. Pero no somos los únicos llamados a tomar acciones en estas materias. Todos y todas debemos tomar el compromiso de, primero y antes que nada, barrer frente a nuestra propia casa. Ser capaces de superar las tensiones y los problemas institucionales que se han producido.

Por eso miramos con esperanza el resultado de las leyes de probidad, que han ido avanzando, a lo mejor no con la celeridad que algunos quisieran, pero han ido avanzando sin retroceder.

Creo firmemente que las normas sobre financiamiento de la política harán una sociedad más sana, más honesta, más transparente y con una mejor calidad de la política. Si somos capaces de lograr instalar una muralla china, infranqueable, entre el financiamiento ilegal, espurio y la política, habremos hecho una gran contribución al país. Si somos capaces de mejorar nuestras reglas de persecución, desde el punto de vista civil y penal a quienes se coluden para infringir las normas del funcionamiento libre del mercado, también habremos hecho una gran contribución.

Una sociedad sana es aquella que tiene capacidad y fuerza de reacción frente a todo tipo de delitos. Frente a los delincuentes que entienden que es lícito entrar a una cancha de fútbol e impedir un partido y agredir a los contrincantes.

Frente a quienes creen que es posible financiar actividades públicas de cualquier manera. Frente, también, a quienes creen que es lícito recibir coimas, depositarlas en paraísos fiscales y salir arrancando, pero también frente a los delitos de cuello y corbata. La reacción debe ser respecto de todos, igual; de sanción, de no impunidad y de persecución.

En todas las sociedades hay corrupción, no hay sociedades sin corrupción, pero la diferencia está marcada por aquellas sociedades que se alarman por lo que ocurre, que buscan alternativas para perseguir este tipo de delitos, que no se convierten estos hechos en hechos naturales. Cuando una sociedad termina aceptando temas como estos, se convierte en un problema mucho más severo y más grave. La nuestra, a mi juicio, marca esa sanidad fundamental, no hay nadie  dispuesto a que haya impunidad.

Pero también hay otro motivo que –a mi juicio- marca el malestar de la ciudadanía y que dice relación con uno de los temas que tenemos pendientes como sociedad, que son los grados de desigualdad.

Esta semana, el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo dio a conocer el Informe sobre Desarrollo Humano 2015. ¿Y qué dice ahí sobre nuestro país? Primero, una muy buena noticia: que formamos parte del grupo de países que muestran un nivel de desarrollo humano alto, ubicándonos en el puesto 42 de la clasificación mundial entre 188 naciones. Somos, junto -pensando en el barrio-  a Argentina, los únicos países en América Latina y el Caribe que están en la parte de los países de estándares alto o muy alto. Esa es, sin duda, una buena noticia. A veces, suele no decírsela, yo más bien creo que tenemos que estar orgullosos de eso.

Pero también viene a confirmar un hecho negativo: entre ese grupo de naciones selectas somos la que tiene mayor desigualdad. Mejor desarrollo humano, pero todavía entre las que tenemos mayor desigualdad.

Entonces la conclusión, probablemente más rápida, más obvia. No podemos seguir indiferentes a una situación que está –a mi juicio- en la base del malestar y que en el mediano y largo plazo puede tener el peligro de erosionar las bases de la sana convivencia social. No sería bueno tampoco hacerse el leso de eso. No sería bueno. El Papa Francisco, por lo demás, probablemente en su principal aporte del punto de vista del llamado del mundo nos suele recordar constantemente aquello Estamos a tiempo de abordar ese problema y adoptar las medidas necesarias.

Yo sé que ha existido mucho debate sobre las reformas que este Gobierno. Pero estas reformas responden a las necesidades de una sociedad chilena que ha sufrido profundas transformaciones. Todo esto que estamos discutiendo es reflejo de una sociedad que está cambiando, que nosotros mismos la cambiamos, y debemos hacernos cargo de esta nueva realidad. Y debemos estar orgullosos de esos cambios.

Cómo no va a ser de justicia el tener una estructura tributaria más equitativa. Más allá de la discusión instrumental. La reforma se echó a andar, no ha habido ninguna crisis y hay cuestiones que merecen un nuevo tratamiento del punto de vista de las aclaraciones que están en trámite. Como decía, aquello que hay que corregir, aclarar o simplificar se ha ido abordando.

En materia educacional han existido dificultades, es cierto. Pero nadie puede desconocer que si queremos abordar la desigualdad, con instrumentos profundos, de profundo calado, y alcanzar el desarrollo es inevitable igualar la cancha. Nosotros necesitamos construir, sobre todo los que hemos tenido más beneficios y más oportunidades, construir una sociedad de más oportunidades, donde el lugar donde a uno le toca en suerte nacer, no sea necesariamente marcador del destino. Una sociedad que no avanza en eso, tiene un pendiente, y un pendiente dificultoso, complejo y riesgoso.

En cuanto a la reforma laboral, que es un tema que sé que también preocupa a ustedes, porque están en el mundo que da empleo y son una voz que debe ser analizada y escuchada, pero la semana pasada tanto el ministro de Hacienda como la ministra del Trabajo presentó un conjunto de indicaciones al proyecto y que fueron producto de un proceso de diálogo intenso. Como ocurre, no han sido aplaudidas por nadie y eso, a veces, no es una mala noticia y se están discutiendo. Anoche, incluso, en la comisión de Trabajo del Senado.

En ese ámbito ha existido trabajo del gobierno, los parlamentarios y los gremios para modernizar las relaciones laborales y mejorar aspectos de nuestra legislación que no se condicen muchas veces con la realidad actual del mundo del trabajo. Y el debate, como digo, se sigue realizando.

Y el otro cambio importante es el proceso constituyente, voy a ser breve, me queda poquito, que ya se inició. Debemos reconocer, como lo hemos dicho en otros lugares, que algo anda mal en nuestra institucionalidad política. Instituciones y autoridades, más autoridades que instituciones –a mi juicio-, han ido perdiendo credibilidad y ganándose el fastidio de la gente. Y la evidencia nos muestra que a lo menos un 70% de la ciudadanía anhela una nueva Carta Fundamental.

Por lo tanto parece indispensable volver a abrir el motor de nuestra institucionalidad y revisar las piezas. Es necesario recuperar la capacidad de las instituciones y de las autoridades de representar al pueblo y de éste de sentirse cabalmente representado por sus autoridades.

Las cifras de participación ya son peligrosas. Es cierto que colaboraron, ahí yo me hago un lado porque voté en contra, bastante con la creación –a mi juicio- del voto voluntario. Hay una buena oportunidad de rediscutir ese tema. Pero por las razones que sean, las cifras de participación son peligrosas y eso tiene que ver con un reproche de las personas.

De esa viga maestra de la democracia representativa depende que las instituciones sean sólidas y las reglas estables, condición indispensable para el ahorro y las inversiones.

Y esa revisión la haremos de un modo institucional y ordenado, la institucionalidad, será respetada para revisar la institucionalidad. Desde la institucionalidad se revisa la institucionalidad. No en contra de la institucionalidad. Ese es el camino que ya iniciamos. Los distintos sectores se han ido sumando y están haciendo propuestas y participando de la discusión, es un elemento básico. Por lo tanto mi invitación en este tema es que participen a que propongan, creo que es esencial esa participación, porque las puertas estarán abiertas para escuchar todo el mundo. Como dice el documento del partido del partido que soy militante, debe ser una casa de todos, debe ser el lugar donde están las grandes reglas de funcionamiento del país, los grandes acuerdos.

No es un lugar donde, por dar cualquier ejemplo, los social demócratas crean sus reglas de Gobierno contra los neoliberales o al revés, lo liberales contra los social demócratas. La Constitución debe permitir que gobiernen aquellos que cada 4 o 6 años son elegidos para poner en práctica sus políticas públicas. Ese es el sentido último.

Bueno, tengo muy claro que uno de los temas que más les preocupa es el de la seguridad y los delitos que han afectado al transporte de carga. No soy de los que esconden los problemas, y entiendo perfectamente las inquietudes que atraviesan. Me las han expresado muchas veces.

¿Y qué hemos estado haciendo al respecto? Hace poco más de un año, el 10 de diciembre para ser más exactos, constituimos la Mesa de Coordinación de Carga Terrestre, instancia integrada por el Ministerio del Interior y las policías, y que ha trabajado con las organizaciones gremiales del sector. Con todas.

Gracias a este esfuerzo hemos tenido respuestas más adecuadas a este problema y que pueden resumirse en:

La creación de un registro actualizado de denuncias de robo de camiones. Según los datos con que contamos hasta octubre, este año hemos tenido 431 denuncias por robos a camiones en las regiones Metropolitana y de Valparaíso. Es una cifra alta aún, qué duda cabe, y nuestro compromiso es reducir el número de delitos.

Por otra parte, Carabineros ha desarrollado un control carretero especialmente orientado a la seguridad del conductor, canalizando una de las demandas principales de los gremios de transportistas.

La Policía de Investigaciones, en tanto, definió una línea de trabajo para atacar a los grupos organizados que realizan este tipo de delitos. Y producto de esta labor, hasta octubre de este año la PDI había realizado 85 diligencias a nivel nacional, con 144 detenidos y más de 4.200 millones de pesos recuperados.

Y se elaboró una cartilla de Recomendaciones para Conductores de Transporte de Carga Terrestre, así como un Protocolo de Control de Rutas.

De igual manera, y gracias a este esfuerzo de mayor coordinación, las policías han asistido a las propias compañías de transporte, con el objetivo de evaluar las condiciones en las que desempeñan la actividad y entregar recomendaciones para prevenir los robos.

De hecho, como ustedes bien saben, el pasado 10 de diciembre, en la sede de Chile Transporte, se realizó una reunión ampliada con la participación de 20 empresas asociadas.

También, entre octubre y noviembre, sostuvimos reuniones con representantes de otras organizaciones gremiales del sector, como la que preside don Sergio y es miembro Valdemar, lo que nos permitió llegar a un conjunto de acuerdos muy relevantes en materia de seguridad, para incorporarlos vía indicaciones al proyecto de Agenda Corta Antidelincuencia.

Y lo vamos a cumplir y lo vamos a hacer. Tengo la información del presidente de la comisión de Constitución del Senado que lunes, martes y miércoles de la próxima semana, el Senado se va a abocar a la discusión en particular, ya ha votado en general por unanimidad a favor por el proyecto denominado Agenda Corta Antidelincuencia que trae noticias procesales importantes. Respecto de las primeras diligencias de investigación, trae noticias importantes respecto del Control Preventivo de Identidad, trae noticias importantes respecto de modificaciones del Código Penal respecto de plus de pena, en relación a ciertos delitos y la condición de reincidente de los mismos.

En fin, creo que es un buen instrumento político y jurídico para combatir el delito.

Este Gobierno tiene las puertas abiertas, y lo digo en el nombre de la señora Presidenta, para que podamos seguir conversando y dialogando todas las veces que sea necesario con el fin de buscar las mejores soluciones a los problemas que aquejan al sector, teniendo siempre como norte los objetivos del bien común y el respeto a nuestras institucionalidad.

Estimados presidente, gracias por la invitación, permítame salirme del texto un segundo para decirle, que qué duda cabe que hay problemas, qué duda cabe que toda sociedad que tiene pendientes deben enfrentarlos, qué duda cabe que a veces los chilenos y las chilenas tenemos diferencias, que a veces esas diferencias son complejas del punto de vista de la resolución, pero qué duda cabe también, que debemos ser optimistas.

Este es un país que ha superado grietas mucho mayores. Hace 25 años o 30 años en este país la grieta era mucho mayor. A veces, parecía insalvable. La salvamos, y construimos en base a los acuerdos, en base a la adhesión política cada cierto tiempo de los chilenos de elegir a determinada coalición o grupo de partido, un país mejor, un país con más oportunidades, un país con mucho menos pobreza, un país que en 25 años o más ha cuadriplicado su ingreso per cápita, pocos los pueden contar.

Hay desafíos, hay maneras de enfrentar los desafíos, una de las que no son maneras es pensar que todo está malo, puro pesimismo, pensar que el país hay que reconstruirlo cuando yo vuelva a gobernar. Ese es el peor favor que se le puede hacer a Chile, o pensar que todo lo anterior fue mal hecho y por lo tanto hay que demolerlo con máquinas. Ni pesimistas de izquierda, ni de derecha. Lo que necesitamos son políticos que interpreten a la gente y piensen en un Chile mejor y que sean capaces de buscar acuerdos.

Muchas gracias.