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5 de junio de 2015

Palabras del Vicepresidente Burgos en ceremonia de Condecoración Orden del Mérito Naval en el grado de Comendador

Jefe de gabinete recibió reconocimiento por la labor realizada como ministro de Defensa.

Gracias a la Armada de Chile por esta condecoración, gracias por el algo más de un año de trabajo mancomunado, por acogerme con respeto y amistad.

Gracias por mostrarme la labor en los grandes puertos de nuestra costa, también por conocer las islas del norte y del sur profundo.

Gracias por hacerme navegar en los canales, por enseñarme  el amor al mar que la naturaleza nos regaló.

En fin, serían muchas las gracias por lo recibido, no habría tiempo, pero sí la tengo marcadas para siempre en mis recuerdos.

Almirante Larrañaga, gracias por compartir, aquellos puchitos conversados, por compartir la gloriosa U, y la pasión por una llegada cabeza a cabeza en el Sporting o en la palma.

La vida se construye también de personas simples, nos hacen más felices.

Un poco de historia de estos 14 meses:

Entre 1993 y 1996, como Subsecretario de Guerra, pude conocer en profundidad a las 3 ramas de las Fuerzas Armadas.  Puedo decir con franqueza, que en aquel entonces era otro Chile. Un país con problemas diferentes a los de hoy y con una relación cívico-militar que debía repararse, la cual hemos podido resolver.

Veinte y dos años después volví como Ministro de Defensa Nacional, con canas, a una cartera completamente diferente, que vive un proceso de adaptación a las exigencias de la nueva ley ministerial de 2010.

También pude comprobar los cambios, avances y esfuerzos que ha realizado la Armada de Chile: como la inclusión de la mujer. Todavía queda mucho por hacer, qué duda cabe, pero estos esfuerzos han sido fundamentales para establecer condiciones de equidad e igualdad de género en la Armada de Chile.

Hoy esta institución puede sentirse orgullosa de poseer las más altas capacidades y un personal entrenado profesionalmente, preparados para la defensa nacional, pero también para responder a las emergencias y catástrofes, que suelen aquejar a nuestro país.

Y así lo hicimos como Ministerio junto a las Fuerzas Armadas y por cierto, junto a la Armada de Chile. A pocos días de asumir el 11 de marzo de 2014, el Norte Grande sufrió un gran terremoto. Pese a la tragedia y sus consecuencias, pude observar y comprobar la capacidad de respuesta y despliegue de la Armada de Chile y el resto de las ramas de las Fuerzas Armadas. Reacción rápida y eficiente, que permitió atender y acompañar a nuestros compatriotas en el norte. Representativo de ello fue la presencia del buque Sargento Aldea, trasladándose miles de kilómetros para ir en ayuda de los afectados por el terremoto y desde el cual se desplegaron los infantes de marina para auxiliar a quienes lo requirieran. Gracias al Aldea, se pudo disponer de un hospital flotante y realizar las operaciones que fueran necesarias.

Sin duda esto es motivo de orgullo. La Armada de Chile surcando por el océano pacífico para poner a disposición el personal necesario y sus capacidades al servicio de nuestros compatriotas.

11 días después, nuestro querido Valparaíso sufrió un gran incendio, al cual nuevamente acudieron brigadas de la Armada y las Fuerzas Armadas, junto a CONAF para combatir el incendio, remover escombros y colaborar en la ayuda a nuestros compatriotas para superar esta terrible desgracia.

Casi un año después, las erupciones de los volcanes Calbuco y Villarrica así como el trágico temporal en el Norte, pusieron a prueba nuevamente las capacidades de nuestras Fuerzas Armadas.

En ese sentido, quisiera recordar que, durante mi permanencia en el norte tras el temporal, pude observar y recibir gestos de gratitud para con las Fuerzas Armadas. Ante la situación de falta de servicios, luz y  agua, la desesperación de la gente fue controlada por el sentimiento de protección brindado por las Fuerzas Armadas. Este tipo de expresiones deben ser también un motivo de satisfacción para la Armada de Chile y un impulso para continuar trabajando en  respuestas eficientes a las catástrofes y emergencias de nuestro país.

Debo resaltar que desde la posición que me confió la Sra. Presidenta de la República, junto al Comandante en Jefe de la Armada tuve la oportunidad de apoyar proyectos que me llenan de orgullo: haber concretado distintas fases del OPV Marinero Fuentealba construido por ASMAR y confirmar el inicio de los trabajos de un cuarto buque oceánico; impulsar la adquisición de un nuevo rompehielos. Me llenan de satisfacción porque 3 razones: en primer lugar, porque estos proyectos representan la preocupación del Gobierno de Chile para que la Armada de Chile posea la tecnología de punta para desarrollar sus labores eficientemente. En segundo lugar, porque la renovación de estas capacidades está al servicio de los chilenos, permitiendo el traslado de ayuda humanitaria, acceder a lugares recónditos y realizar investigaciones científicas en zonas, a veces inexploradas. Por último, la realización de estos proyectos permitirá potenciar la Región de Magallanes y acercar a los chilenos al continente antártico.

En mi estadía en el Ministerio de Defensa, quisiera recordar también la alegría y emoción que me significó participar en la conmemoración del 135°aniversario de la Epopeya Naval de Iquique y Punta Gruesa. Qué duda cabe, que la celebración de las Glorias Navales representa la máxima expresión de respeto y recuerdo al hito más importante en nuestra historia naval y un acto de memoria a nuestros héroes. El 21 de mayo de 2014 lo recuerdo con alegría también, porque al visitar la Cripta de los Héroes junto a la Sra. Presidenta de la República y el Almirante Larrañaga, pude conocer el lugar donde descansan los restos del abogado, al igual que yo, Comandante Arturo Prat y los 21 marinos de la Esmeralda y Covadonga, héroes que combatieron en Iquique y Punta Gruesa. Una tercera razón de esta alegría, y quizás una anécdota, es que entre los 21 marinos que descansan allí se encuentran los restos de Pedro Segundo Regalado Videla o el “Cirujano Videla” quien estudiando en la Escuela de Medicina se enroló en la Marina y fue destinado como cirujano primero a la goleta Covadonga. La Armada de Chile, al conocer mi parentesco con el Cirujano, me hizo un regalo, el cual agradezco nuevamente.

Pues bien, fueron 14 meses relacionándome día a día con la Armada de Chile. Sin duda, y sinceramente puedo decir que fue un periodo en el que me llevo los mejores recuerdos de ustedes y esta institución. Mis agradecimientos al Almirante Larrañaga por su disposición, cordialidad y profesionalismo.

Muchas gracias.